Negociación efectiva en el trabajo: cinco consejos para jóvenes profesionales

¡Hola, jóvenes de LinkedIn!  Les debo confesar que hace cinco años sentía que negociar algún cambio o mejora en el trabajo no era una posibilidad. Imagino que al ser joven creía que no era el momento para hacerlo. Sin embargo, mi primera mentora Mariel Rentería me acompañó en mis primeras experiencias de aprender cómo negociar las condiciones laborales  al aceptar un puesto y algunos otros aspectos relacionados con mi desempeño.

Con el transcurso de los años, entendí que la negociación en el trabajo puede ser una habilidad muy poderosa para avanzar y hacer cambios en tu carrera. Aquí te comparto cinco consejos que fui aprendiendo y que podrían ayudarte a negociar efectivamente.

  1. Investiga. Antes de cualquier negociación, investiga a fondo el mercado laboral, las expectativas salariales y los beneficios que se suelen dar en el sector en el que trabajas. Cuanta más información tengas, te sentirás con más seguridad para negociar con tus colegas o jefes.
  2. Crea valor. No solo se trata de pedir más dinero. Piensa en cómo puedes agregar valor a la empresa o la institución para la que laboras. ¿Puedes proponer mejoras en los procesos o aumentar la eficiencia? Al demostrar tu compromiso con el éxito de la compañía o institución, ganarás puntos en la negociación.
  3. Sé flexible. La flexibilidad es clave, porque a veces no se trata solo del salario. Considera sumar beneficios como horarios más flexibles, espacio para tu desarrollo profesional o tiempo libre. La flexibilidad puede ser igual de valiosa que un aumento de sueldo.
  4. Practica la comunicación asertiva. La comunicación clara y asertiva es esencial. Explica tus argumentos de manera lógica. Escucha activamente a la otra parte y busca soluciones en conjunto.
  5. Piensa en el largo plazo. La negociación no es solo válida para un momento. Piensa en cómo tus decisiones en la negociación impactarán en tu futuro en la empresa. Una buena relación con tus colegas y jefes es fundamental.

La negociación en el trabajo puede ser desafiante, pero con estos consejos espero que puedas hacerla de manera efectiva. ¡Buena suerte!

Aprendamos a escuchar activamente

¿Sabes cuál es la diferencia entre saber escuchar y oír? Si recurrimos a la definición de ambas palabras verás que escuchar significa “prestar atención a lo que se oye”, mientras que oír es “percibir los sonidos con el oído”. Entonces, cuando estamos conversando con otras personas o colegas, ¿queremos que nos escuchen o que nos oigan? La respuesta parece ser clara, queremos ser escuchadas.  Pero para conseguirlo tenemos que aprender primero a escuchar.

Saber escuchar no es una habilidad sencilla. Oír, sí lo es, porque es un sentido que todos tenemos y no necesitamos realizar ningún esfuerzo consciente de nuestra parte. Mientras que saber escuchar requiere un proceso activo, implica que recibamos la información y la procesemos para que la comprendamos y luego podamos actuar. Los líderes modernos y efectivos, aquellos que generan impacto en las personas y organizaciones, han desarrollado la escucha activa.

Escuchar activamente es una de las habilidades más importantes en los procesos de comunicación, ya que contribuye a establecer relaciones de confianza, de honestidad y sobre todo es considerada la base de la empatía.

Aquí te dejo cinco recomendaciones para que empieces a desarrollar tus habilidades de escucha activa:

  1. Estar presente. Si alguien pide conversar contigo es importante que puedas dedicarle los minutos que necesita. Minimiza las distracciones. Si no puedes interrumpir lo que estás haciendo, es mejor que le pidas a esa persona que regrese en unos minutos o que tú la vas a ir a buscar. Debemos evitar hacer otras cosas al mismo tiempo que escuchamos porque es una señal inequívoca de que eso que nos cuentan no nos interesa. Y cuando tú acudas a hablar con alguien, busca ese mismo escenario: la persona con la que hablas debe estar sin distracciones, presente en ese espacio tanto física como mentalmente. A veces es útil tener un cuaderno para anotar preguntas que tengas o mensajes claves que recibas.
  2. Hacer preguntas. Saber escuchar es entender a la otra persona, y no asumir situaciones o posiciones que pueden bloquear tu capacidad de entendimiento. Por eso es muy importante hacer preguntas genuinas, que te permitan entender las razones y el contexto en el que tu interlocutor te está hablando. Muchas veces en mis conversaciones con colegas suelo hacer varias preguntas que me ayudan a entender mejor las causas de algún conflicto o problema, o también a poder contextualizar mi consejo o sugerencia cuando me la piden. En otras ocasiones, cuando alguien solo necesita ser escuchado y busca una persona en quien confiar, suelo preguntar hacia el final si hay algo en lo que yo pueda ayudar, o simplemente si es que hablar conmigo les ayudó en algo.
  3. Evitar interrumpir. A veces asumimos que cuando alguien quiere hablar con nosotros es porque hay algún problema –y por tanto asumimos una postura a la defensiva—o porque quieren pedirnos consejo –y entonces asumimos la actitud de que lo sabemos todo—. Cuando tengas claridad acerca de la naturaleza de la conversación, tienes que ajustar tu postura para que puedas escuchar. Evita interrumpir a tu interlocutor, sobre todo cuando sientas la urgencia de reaccionar inmediatamente para aclarar algún comentario. Toma pausas y espera el momento adecuado para intervenir. Esto no es fácil, requiere práctica y mucha conciencia de nuestras acciones, además de un adecuado manejo de nuestra inteligencia emocional. En vez de reaccionar impulsivamente, ten a la mano lápiz y papel y anota lo que escuchas y lo que quieres decir para que pongas en orden tus ideas. Tómate tu tiempo y respira. La respiración ayuda mucho en conversaciones difíciles.
  4. Buscar retroalimentación. Repetir algunas frases que te dice la persona con la que interactúas ayuda a encaminar el diálogo y a validar que efectivamente estás entendiendo la naturaleza y objetivo de la conversación. “Sí, entendí adecuadamente…” o “lo que me parece haber escuchado es…” son algunas frases de retroalimentación que yo uso en mis conversaciones. Otras veces se puede reformular lo que escuchas, usando tus propias palabras, para saber si se he interpretado el mensaje o las emociones correctamente. Hacia el final es importante agradecer a tu interlocutor por su tiempo dedicado a la conversación, independientemente de quien la haya iniciado o solicitado.
  5. Prestar atención al lenguaje corporal. Tienes que estar atento a los gestos, la postura del cuerpo, así podrás entender si la persona frente a ti esta cómoda o no, si se siente vulnerable o a la defensiva. Pero igualmente importante es ser consciente de nuestro propio lenguaje. Mantén el contacto visual, inclínate un poco hacia esta persona para que des una señal de que en ese momento lo que ella está diciendo es lo más importante. Evita cruzar los brazos y más bien mantenlos en una postura relajada.

No quiero terminar este artículo sin enfatizar lo importante que es escuchar activamente. Lamentablemente, se nos enseña mucho a hablar en público y manejar los mensajes de impacto para nuestros interlocutores, pero muy poco sobre escuchar activa e intencionalmente. Desde ahora espero que prestes más atención a esta importante habilidad. ¡Te ayudará a llegar más lejos!

¿Por qué los jóvenes no ahorran tanto como podrían?

Aunque siempre hay oportunidad de que puedan encauzar su relación con las finanzas, a los jóvenes les puede costar enfocarse en ahorrar dinero, y eso se debe a varios motivos que todos podemos entender.

  1. La falta de educación financiera. A la mayoría de los jóvenes no se les enseña educación financiera en los colegios o en la casa, y por eso les puede resultar difícil entender lo que significa ahorrar e invertir.
  2. No contar con experiencia. La mayoría de los jóvenes no tiene experiencia financiera ya que no tienen responsabilidades como pagos de servicios o gastos recurrentes. Además, si nunca han tenido problemas económicos, al tener el soporte de sus padres y familia, es probable que no valoren tanto la importancia del ahorro para su futuro.
  3. El gasto no se entiende en su real dimensión. Hoy la mayoría de las personas hemos desarrollado una cultura del gasto malentendida, ya que vivimos en una sociedad que nos dice que ser exitoso significa tener la capacidad de comprar muchas cosas. Es posible que un joven sienta una presión constante, de amigos o compañeros de trabajo, que  influencian para que gaste más de lo que debería. Si todos a tu alrededor compran mucho, es posible que quieras hacer lo mismo.
  4. Poca paciencia para el ahorro. Algunos jóvenes creen que gastar y mostrar lo que pueden adquirir en el presente es más importante que ahorrar para un futuro, que con 20 o 25 años, aún se ve muy lejano. Ahorrar a mediano o largo plazo requiere disciplina y paciencia para obtener un objetivo. A veces los jóvenes no tienen estas cualidades porque están acostumbrados a conseguir lo que buscan de manera inmediata.
  5. Rápido acceso al dinero. El mayor acceso al crédito permite conseguir tarjetas de crédito y préstamos de manera más rápida, lo que hace que los jóvenes sientan que tienen más dinero del que realmente poseen. Esto puede llevarlos a gastos excesivos y deudas insostenibles.
  6. Distinguir necesidades de deseos. Los jóvenes pueden gastar en cosas que no son tan importantes porque no pueden diferenciar entre lo que realmente necesitan y lo que simplemente quieren.

¿Cómo podemos cambiar esta situación? Necesitamos enseñar a los jóvenes sobre el manejo del dinero, fomentar la planificación financiera, destacar los beneficios del largo plazo y mostrar ejemplos de cómo el ahorro puede hacer una gran diferencia en sus vidas. Es hora de empezar a pensar en el futuro y en metas personales y profesionales. ¡Vamos, todos podemos hacerlo!

¿Cómo puedo prepararme para un cambio laboral?

Cambiar de trabajo es más que solo actualizar y enviar currículums. Es una oportunidad para crecer y reinventarse que, aunque puede ser intimidante, les aseguro que es un camino lleno de aprendizajes, que nos retará para seguir creciendo y adaptándonos a los cambios del mercado laboral. Es también un proceso que nos ayuda a tener claridad en lo que queremos hacer y hacia dónde vamos.

Les cuento que hace más de un año y medio yo pasé por ese proceso y por suerte estuve acompañada de mis socias, Karla e Ysabel, que con su experiencia me ayudaron a enfrentar mis temores, analizar los beneficios de un cambio en ese momento de mi vida profesional, y finalmente aceptar la nueva oportunidad laboral que se me presentaba.

Por eso, hoy quiero compartirles cinco consejos que les ayudarán a evaluar de mejor manera un posible cambio de trabajo:

  1. Descubre tu propósito. Antes de buscar un nuevo trabajo, reflexiona sobre tus talentos, pasiones y valores. Busca oportunidades laborales que te emocionen, pero que a la vez te hagan salir de tu zona de confort.
  2. Cultiva un aprendizaje continuo. Invierte en cursos y diplomados que fortalezcan tus conocimientos y habilidades para las nuevas oportunidades que estás buscando. La educación continua demuestra tu disposición para crecer y adaptarte a nuevos desafíos.
  3. Apuesta por mentores inusuales. Busca mentores en campos no convencionales. La diversidad de perspectivas puede ofrecer ideas frescas y oportunidades inesperadas. Aprender de las experiencias de otras personas, de sus retos y de cómo los enfrentaron, te ayudará a ganar mayor confianza.
  4. Participa en comunidades especializadas. Únete a grupos relacionados con tus intereses laborales. Participar activamente en estos grupos no solo amplía tu red profesional, sino que también te mantiene al tanto de nuevos trabajos y de las últimas tendencias en el mercado laboral.
  5. Usa tus redes sociales de manera creativa. Utiliza plataformas como LinkedIn para mostrar tus habilidades y conocimientos. En la actualidad las empresas buscan personas creativas y auténticas. Muestra todo ello en un perfil dinámico, actualizado y profesional.

Recuerda, cambiar de trabajo no es solo encontrar un empleo, es un viaje hacia tu mejor versión profesional y personal. Anímate a dar ese cambio.

El poder de una buena negociación

En varios países, como el Perú y otros de Latinoamérica y el mundo, se nos ha transmitido la concepción errónea de que ir a negociar algún tema es ir a “ganar” y que debe ser nuestra posición la que prevalezca. Que, si no se acepta nuestra propuesta, los otros se están aprovechando de uno. Bien sea por asuntos culturales, históricos o sociales, esas concepciones están a veces muy arraigadas en nuestro entorno laboral. Si bien esto puede ser real en algunos casos, lo cierto es que la negociación es un proceso complicado que va más allá de simplemente “ganar” o “perder”.

La negociación es, ante todo, un diálogo que busca un acuerdo, o una solución, lo suficientemente aceptable para que las partes involucradas lo ejecuten. Por tanto, la negociación no es otra cosa que un proceso de comunicación de dos vías que busca crear puentes de entendimiento y aceptación entre dos posiciones opuestas, pero con intereses en común.

Hay una abundante literatura alrededor de la negociación, y es que llevarla a cabo de manera exitosa requiere un número de habilidades y cualidades que deben ser cultivadas de manera sistemática e intencional. Requiere práctica, disciplina y disposición para lograr generar espacios comunes de acuerdos. Aquí trataremos de resumir algunos de los principios que en Urma consideramos fundamentales para que puedas mejorar tus habilidades de negociación:

  1. Mantente preparado. Antes de negociar es importante estar debidamente preparado. ¿Esto que quiere decir? Prepararse para una negociación implica tener los datos adecuados, la información de experiencias similares pasadas, el entendimiento de la historia de la otra parte, entre otros. Si haces la tarea de antemano, entonces podrás tener varios escenarios en mente, inclusive aquellos que no son tan probables de ser discutidos. Mientras más creatividad apliques en tu preparación, más segura / seguro te sentirás. No deseches ideas que parezcan poco plausibles. El secreto está en que nada te sorprenda y que tengas la disposición adecuada para entrar a la negociación.
  2. Desarrolla la disposición mental adecuada. Siempre escuchamos decir “debemos tener una mente abierta” para enfrentar una situación o encontrar una solución. Pues esta es la oportunidad de realmente hacerlo. Esto significa tener la capacidad de ver más allá de las discrepancias entre las partes, y sobre todo ver más allá de la persona que tenemos en frente. El manejo de las emociones, y la genuina disposición de “vamos a conversar y solucionar” en vez de “voy a ganar”, juegan un rol importante en el tono de la negociación. Cuando se piensa que uno debe ganar, eso significa que alguien va a perder, y a nadie le gusta perder.
  3. Practica la escucha efectiva. Saber escuchar es un arte. Eso implica que entendamos las razones de la posición que la otra parte tiene. Un ejercicio para promover una escucha activa es hacer varias preguntas sobre las propuestas o los temas presentados por la otra persona. Hay que estar “presente” en la conversación, es decir mantener contacto visual, evitar distracciones (teléfonos) y lo más importante: eludir pensar “como le respondo a lo que me dice” sino más bien pensar “como aprendo más de su posición”. Hay también que estar atento al lenguaje corporal, que dice mucho de como la otra persona –y nosotras/nosotros mismos—se siente en una conversación. La escucha efectiva ayuda a ponerse en los zapatos del otro y generar empatía, la cual es altamente valorada en situaciones complicadas y donde las soluciones creativas se encuentran restringidas.
  4. Enfócate en los puntos de interés. Un resultado importante de la escucha efectiva es que podrás descubrir los intereses de la otra parte, así como harás que tus intereses sean también conocidos. A partir de este mutuo entendimiento y conocimiento es que se puede allanar el camino para encontrar una solución aceptable para ambas partes. Lo opuesto a este enfoque es la negociación centrada en las soluciones, ya que se discute una solución sin entender las razones de dicha propuesta. Lamentablemente, este enfoque en “la solución” desgasta a las partes, se pierde tiempo y genera muchas frustraciones. Lo mejor es construir a partir de los intereses que ambas partes expresan.
  5. Se flexible y piensa fuera de tus parámetros iniciales. Antes que nada, debes estar seguro de que tú serás quien tome la decisión final sobre el acuerdo al que han llegado. Esto es importante para fortalecer la confianza entre ambas partes. Pero sobre todo porque con nueva información, el terreno que tenías previamente identificado y sobre el cual te debes haber preparado va a cambiar constantemente. No te alteres, usa esa nueva información para poder desarrollar nuevas soluciones o acuerdos aceptables para ambas partes. Eso solo es posible si es que tú tienes el poder de decidir sobre ese acuerdo.

Ahora bien, cuando hablamos de negociar con superiores o jefes, bien sea por un aumento de sueldo o beneficios, estos mismos principios también aplican. Por ejemplo, prepararse antes de la conversación con data y entender las reglas o políticas de la empresa, ir dispuesta/dispuesto a conversar y no a “ganar”, escuchar la posición del gerente y también hacerte escuchar; demostrar tu posición, basada en datos y en desempeño, pero también hacer preguntas para indagar y entender mejor a la otra parte; enfocarte en los intereses en común y no en los desacuerdos o en la potencial solución, saber de antemano que tienes varios posibles escenarios que son aceptables para ti, y hacérselo saber a tu jefe.

¡Espero que estas sugerencias te ayuden a prepararte mejor para tus futuras negociaciones en el trabajo o en otros ámbitos!

¿Quieres un futuro sin lamentos?: Errores financieros en la juventud

Los jóvenes que trabajan y generan sus propios ingresos pueden cometer varios errores financieros comunes debido a la falta de experiencia, de educación financiera, o simplemente por no prestar suficiente atención a sus finanzas personales. No siempre son conscientes que empezar a ahorrar e invertir desde muy jóvenes puede ser una de sus mejores decisiones financieras que tomen.

Sin embargo, hay varios errores financieros que los jóvenes pueden cometer en esta etapa de transición hacia una madurez y autonomía económica. Aquí algunos de los más comunes:

  1. Falta de control y gastos excesivos. No llevar un registro de ingresos y gastos es uno de los errores más comunes. Los jóvenes tienden a gastar más de lo que ganan, acumulando deudas de tarjetas de crédito y otros préstamos, por lo que el gasto excesivo los puede llevar a problemas financieros significativos. Desarrollar un orden en las finanzas brindará una base sólida que ayudará a una mejor planificación y administración del dinero.
  2. No protegerse con seguros. Algunos jóvenes subestiman la importancia de tener seguro de salud, de vida, de automóvil, etc. La falta de cobertura adecuada puede resultar en gastos significativos en caso de accidentes o emergencias. Desarrollar una cultura de prevención a temprana edad permitirá generar un hábito que brindará beneficios en el futuro.
  3. Seguir un estilo de vida inflado. Algunos jóvenes se sienten presionados para mantener un estilo de vida costoso o gastar en lujos innecesarios, lo que dificulta el ahorro a largo plazo. Saber identificar los gastos necesarios de los secundarios brindará a los jóvenes un sentido de mayor responsabilidad, priorización y toma de decisiones con mejores fundamentos.
  4. No planificar para el largo plazo e ignorar el ahorro para la jubilación. No establecer metas financieras a largo plazo, como comprar una vivienda o jubilarse cómodamente, puede llevar a una falta de dirección y motivación para ahorrar. Los jóvenes subestiman la importancia de empezar a ahorrar para la jubilación desde temprano, ya que sienten que la jubilación es muy lejana. Si no hay un adecuado ahorro para la jubilación, entonces se corre el riesgo de tener que trabajar hasta una edad avanzada. Es importante hacer una adecuada planificación financiera a largo plazo.
  5. No construir un fondo de emergencia. Muchos jóvenes no tienen un fondo de emergencia adecuado, generado con ahorros o ingresos adicionales, lo que los deja vulnerables a situaciones inesperadas como gastos médicos o pérdida del trabajo. La cultura del ahorro es una pieza clave para poder “guardar pan para mayo” de manera exitosa.

Es importante para los jóvenes reconocer estos errores comunes y buscar informarse o educarse en temas financieros para evitar caer en estas trampas financieras. Entender las consecuencias de estos errores a temprana edad laboral puede marcar una diferencia en la salud financiera a largo plazo.

Si bien cada persona tiene su propia situación financiera y metas individuales, lo más importante es reconocer los errores y tomar medidas para corregirlos y evitar que se repitan. La educación financiera, la planificación y la disciplina financiera son claves para construir una base financiera sólida que les permita disfrutar de una vida sosegada.

La transformación laboral: 5 Claves para adaptarnos a los cambios

La transformación del mercado laboral es uno de los retos más importante para las jóvenes hoy en día. Estamos en un mundo en constante y de rápida evolución, y nosotras las jóvenes tenemos la posibilidad de ser protagonistas en la configuración del futuro laboral si es que nos preparamos y tenemos las herramientas adecuadas. Por eso, hoy les comparto cinco consejos clave para estar a la vanguardia en esta transformación laboral.

1. Empoderamiento Personal:

Primero, necesitamos reconocer nuestras habilidades, el valor agregado que brindan y como son reconocidas en el mundo laboral. Tenemos que establecer metas profesionales claras y buscar oportunidades que nos desafíen y hagan crecer. Recordemos que el desarrollo de nuestros talentos es nuestra responsabilidad, ¡tomemos las riendas!

2. Habilidades Digitales:

La tecnología digital se ha convertido en el motor de rápida la transformación laboral en los últimos años. Adquirir habilidades digitales como análisis de datos, marketing en línea y programación, así como el conocimiento de plataformas digitales y de uso de inteligencia artificial te ayudará a mantenerte relevante en un mercado en constante cambio.

3. Diversidad y colaboración:

Fomentemos la diversidad en nuestro entorno laboral. Una variedad de disciplinas y perspectivas solo ayudan a fortalecer el trabajo en equipo y la toma de decisiones.  La colaboración con equipos multiculturales y multidisciplinarios es una fuente poderosa de innovación y creatividad. Hay que aprender a valorar y fomentar las diferentes perspectivas y aprender de ellas.

4. Adaptabilidad:

La agilidad es esencial. Tenemos que estar dispuestas a aprender continuamente, abrazar cambios inesperados y explorar nuevas oportunidades o generarlas. La adaptabilidad es la capacidad de modificar nuestro comportamiento y adaptarse de manera rápida. Si bien este proceso puede tomar tiempo y nos reta a salir de nuestra zona de confort, la adaptabilidad es clave para prosperar en un mundo laboral dinámico.

5. Networking Estratégico:

Construir una red sólida es fundamental. Procuremos participar en eventos, conferencias y grupos de nuestra industria. Desarrolla relaciones interpersonales de valor genuino, en el que ambas partes se beneficien de la interacción al intercambiar información y generar crecimiento mutuo.  Conoce a mentoras y colegas que te puedan guiar y apoyarte en tu carrera. Mis socias Urma, por ejemplo, son mentoras en mi crecimiento personal y laboral.

Si bien la transformación laboral es un reto para nosotras las jóvenes, debido a que genera incertidumbre frente a nuestro futuro, también puede ser un emocionante viaje para aprender nuevas cosas y explorar nuevos espacios laborales. Abracemos la adaptabilidad y construyamos una red de mujeres sólida, que no solo nos permita adaptarnos rápidamente a los cambios, sino que también nos impulse a liderar la evolución del trabajo. ¡El futuro laboral está en nuestras manos!

Cómo estar en desacuerdo con tu jefe y no morir en el intento

Cuando empecé mi carrera en el campo de las comunicaciones, con varios años y arrugas menos, sentía que lo que decían mis jefes era siempre lo correcto o lo más sensato. Y yo tenía esa impresión bien sea por la autoridad que ejercían sobre el equipo, por las canas que llevaban en el cabello, por sus años de experiencia laboral, o por una combinación de todo. Y aunque a veces sentía que sus decisiones no eran las más adecuadas o pensaba que había otras formas más eficientes e impactantes a las que ellos proponían, me resultaba muy difícil expresar una opinión que discrepara de las suyas, o dar otra alternativa. Sin embargo, una vez que la decisión era tomada y analizábamos en equipo lo que pudo mejorarse o cambiarse, mis jefes me resondraban porque esas ideas u opiniones que había pensado y no había expresado en su momento pudieron haber mejorado los resultados o la ejecución del trabajo. ¡Y a veces se les unían mis compañeros de equipo también!

Con el pasar de los años, y ahora como gerente y manejando equipos multidisciplinarios bastante grandes, no hay decisión que yo tome o dirección que yo brinde sin que haga una pausa y pida la opinión de mi equipo. Lo hago porque esas discrepancias y puntos de vista diferentes solamente enriquecen la discusión en la toma de decisiones, y fortalecen los fundamentos de una decisión. Claro, no todos los gerentes piden opiniones en público ni todos están abiertos de manera rápida e inmediata a evaluar posiciones diferentes. Eso depende mucho del estilo de liderazgo de cada gerente y del tipo de decisión que se tome y el contexto en el que se haga. Por ejemplo, si estamos en una etapa de crisis y hay que tomar decisiones de emergencia o con información confidencial, pues no hay mucho que consultar ni opinión que pedir, pero esas son las excepciones de lo que debería ser la regla.

Lo que sí puedo asegurar es que independientemente de la naturaleza del trabajo que desarrollemos, sea servicios o producción, con uso de alta tecnología o no, con interacción con los clientes o no, en cualquier ámbito, todo gerente que quiera tener un alto desempeño y generar impacto en su empresa siempre va a estar dispuesto a escuchar opiniones diferentes a la suya. Aquí te paso cinco tips para que puedas estar en desacuerdo con tu jefe y no “mueras” en el intento:

  1. Escoge un buen tiempo y espacio. Alguien me dijo alguna vez “celebra y halaga en público, critica y discrepa abiertamente en privado”. Tal vez sea uno de los mejores consejos que me han dado en mi carrera, y que funciona perfectamente cuando se trata de estar en desacuerdo con mis superiores. No importa que tan intensa sea tu opinión o que tan grande tu disentimiento, siempre piensa en cuándo y en dónde hacérselo saber a tus jefes. Lo ideal es acercarse a tu jefa o jefe, agendar una reunión, y conversar en privado. Algo muy importante: pregunta, antes de empezar, si es que a tu jefa o jefe le gustaría escuchar un punto de vista diferente.
  2. Enfatiza los puntos en que estás de acuerdo. Es importante recalcar que tu punto de vista parte del mismo interés y deseo de obtener resultados de impacto, o de encontrar la mejor solución o tomar la decisión más adecuada. No hagas de este desacuerdo una cuestión personal, no es quien gana o quien sabe más independientemente de la posición de autoridad en que se encuentren. Ese no es el enfoque adecuado. Más bien enfócate en el objetivo general (o lo que se dice big picture, en términos de gerencia: no te enfoques en el árbol sino en el bosque) Lo importante aquí es mostrar respeto por las opiniones y argumentos que tus jefes han presentado.
  3. Prepárate. A mí me resulta muy productivo poner mis ideas en orden en un papel (o en el teléfono). Ese ejercicio de escribir es muy útil para ayudarme a identificar debilidades en mi lógica y fortalecer mis sugerencias. Parte de este proceso de poner mis ideas en orden es tener varias preguntas para mis jefes, y no suponer o asumir información. ¿Por qué esto es importante? Porque los gerentes tenemos información que no siempre se puede compartir y esos datos juegan un factor determinante en la toma de decisiones. Así que la mejor manera de estar preparados es preguntando si hay otros elementos en juego de los que tú que no estés al tanto y que cumplan un rol decisivo en la decisión. Para hacer de este un encuentro productivo y enriquecedor, tienes que practicar la escucha activa y hacer preguntas tanto o más que brindar tus opiniones.
  4. Brinda una alternativa o solución. Durante la conversación, reajusta o fortalece tus propuestas y ofrece alternativas de solución que sean factibles de ser implementadas en vista de la información que recibas de tus jefes y del tono de la discusión. La alternativa que presentes debe considerar cómo se lograrán de igual o mejor manera los objetivos establecidos y beneficiará a la empresa u organización. Dependiendo de tu tiempo en el trabajo, presenta alternativas que hayan funcionado en situaciones similares. La historia institucional que forma parte de cada empleada o empleado es un valor altamente apreciado. ¡Debe usarse siempre de manera juiciosa!
  5. Ofrécete a ayudar en la implementación. Recuerda que la decisión final siempre será tomada por los jefes. Independientemente del resultado final, si tu idea u opinión fue aceptada o no, es importante que tus jefes vean en ti un empleado o empleada que está comprometido con la empresa y el trabajo, que respeta las decisiones asumidas, y que contribuirá a la ejecución de la decisión realizada. Y una vez que se concluya la reunión, no reabras esta conversación ni con tus jefes ni con el equipo a menos que el contexto haya cambiado.

Espero que estos tips te ayuden a ganar mayor confianza para presentar y sustentar un desacuerdo a tus jefes. Recuerda que es muy importante que brindes tus opiniones a tiempo, de manera elocuente y robusta. De esa manera ganarás el respeto no solo de tus supervisores sino también de tu equipo.

¡Mucha suerte y a seguir creciendo y desarrollándote!

Dile ¡NO! a los préstamos informales

Hay un gran riesgo en aceptar un préstamo rápido y fuera del sistema financiero.

En el último año, el Instituto Peruano de Economía (IPE) llevó a cabo una investigación sobre los préstamos informales en el Perú, con resultados alarmantes. Según sus hallazgos, al menos 580 mil familias en el país han recurrido a créditos de prestamistas o casas de empeño y pagan una tasa de interés de al menos 500%. Además, el 35% de los que enfrentaron dificultades para pagar sufrió algún tipo de amenaza o presión.

Lo más preocupante es que los grupos más afectados son las personas de los NSE más bajos, quienes, por diversas razones, buscan soluciones rápidas sin considerar los riesgos.

Recurrir a prestamistas informales puede tener graves consecuencias y desventajas que afectarán nuestra estabilidad financiera y bienestar general. Aquí algunas de las razones por las que debemos ser precavidos:

  • Tasas de interés elevadas. Estos prestamistas suelen imponer tasas de interés mucho más altas que las instituciones financieras formales, lo que puede generar dificultades para pagar el préstamo.
  • Falta de regulación. Los prestamistas informales operan al margen de las regulaciones y la supervisión de las autoridades financieras, dejándonos desprotegidos ante prácticas abusivas o poco transparentes.
  • Cobranza agresiva. Algunos prestamistas informales utilizan prácticas de cobranza intimidantes o abusivas para recuperar el dinero prestado, lo que puede provocar un alto estrés y ansiedad.
  • Riesgo de estafas. La falta de regulación también puede abrir las puertas a estafas y otras prácticas fraudulentas que ponen en peligro nuestro patrimonio y seguridad financiera.
  • Información poco clara. Los prestamistas informales a menudo no proporcionan información clara sobre los términos y condiciones del préstamo, lo que nos deja vulnerables a sorpresas desagradables.
  • Historial crediticio. Los préstamos informales no contribuyen a construir un historial crediticio positivo, lo que dificulta la obtención de créditos futuros con instituciones formales.
  • Además, es importante considerar la aparición de aplicativos de préstamos que pueden poner en riesgo nuestra privacidad y seguridad. Descargar estas aplicaciones nos expone a amenazas o extorsiones para el cobro de las deudas.

Recuerda que, aunque los préstamos informales ofrecen rapidez y facilidades, sus consecuencias pueden ser negativas y devastadoras para nuestra estabilidad financiera. En su lugar, optar por instituciones financieras formales nos brinda mayor protección, transparencia y tasas de interés acordes al mercado, lo que nos asegura una experiencia crediticia segura y confiable.

Antes de tomar cualquier decisión financiera, siempre es recomendable buscar asesoramiento profesional y elegir vías legales y reguladas. Con decisiones responsables y fundamentadas podremos planificar un futuro financiero más sólido y próspero.

Puedes ubicar aquí los aplicativos riesgosos identificados por la SBS:

https://www.sbs.gob.pe/usuarios/informacion-financiera/informalidad-financiera/entidades-informales-identificadas-por-la-sbs

Puedes acceder aquí al estudio completo sobre créditos informales en el Perú:

https://www.ipe.org.pe/portal/el-mercado-de-creditos-informales-en-el-peru