Hasta que las finanzas nos separen

Hace poco conversaba con unos amigos, una pareja de esposos con más de 20 años juntos y un amigo que estaba divorciado. La pareja nos contaba emocionada que ese día finalmente habían cerrado la compra de una casa, un objetivo que tenían desde hace ocho años tras el nacimiento del primero de sus hijos. Nuestro amigo divorciado escuchaba con asombro cómo esta pareja había logrado añadir una casa al departamento que ya tenían, y cómo habían organizado sus finanzas para esta nueva compra sin tener que privarse significativamente de su estilo de vida.

Su asombro fue mayor cuando se enteró de que los ingresos combinados de esa pareja posiblemente eran los mismos que él había tenido solo durante muchos años. En ese momento, lo que pudo contarnos fue: «En 10 años de matrimonio, mi esposa y yo nunca logramos comprar propiedades. Sin embargo, durante ese tiempo llevábamos una vida acomodada, viajábamos, salíamos con frecuencia. Teníamos un acuerdo: yo estaba a cargo de mantener a la familia y sacarla adelante, mientras mi esposa trabajaba, pero lo que ganaba era ‘para ella’. Luego, cuando los ingresos empezaron a reducirse y el estilo de vida se vio afectado, llegaron los problemas. Comencé a endeudarme para mantener el nivel de vida que teníamos, hasta que llegué a un límite. Entonces recién pude ser honesto con ella sobre nuestra situación financiera y eso llevó a nuestra separación: me fui de la casa con una gran deuda que no sabía cómo pagar, y mi esposa regresó a la casa de sus padres…».

Mientras escuchaba su historia, pude confirmar -una vez más- cómo los temas financieros pueden ser una de las principales causas de ruptura de las parejas. Nuestro amigo no fue la excepción, y entonces reflexionamos sobre todo lo que le pasó. Concluimos en las siguientes razones:

  • Nunca hubo un manejo conjunto de las finanzas. Él trabajaba para mantener a la familia y ella trabajaba «para sus gastos». Esto no les permitió formar un equipo exitoso.
  • No hicieron una planificación sobre los objetivos de pareja o familia. Por lo tanto, no había una dirección financiera que seguir. Cada uno iba por su lado, enfocándose únicamente en el corto plazo.
  • No había honestidad ni transparencia. Él se endeudó sin informar a su esposa y no le permitió decidir u opinar sobre si endeudarse era lo mejor para ambos.

En resumen, no manejar adecuadamente las finanzas en pareja puede tener un impacto negativo en la relación y en la salud financiera de ambos. Todo esto ocasionará estrés y conflictos, la confianza se verá erosionada, y las deudas serán insostenibles.

Es importante que la pareja trabaje como un equipo para lograr una planificación a largo plazo. Recuerda siempre esta frase: “Las parejas inteligentes no pelean por dinero. Al contrario, lo generan, lo multiplican y lo invierten juntos…”.

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